Downhill longboarding en los Dolomitas
La carretera, que empieza a casi 3.000 metros de altura, baja hasta 1.150m. Está abierta a los coches, como lo demuestra el tío con una Ferrari con el que se cruzaron y que se divertía, como ellos, haciendo derrapes. "Les silbamos y saludamos cuando le vimos derrapando. Luego volvió para ver qué era lo que hacíamos," cuenta Hertler. "Sabía pilotar realmente bien."
Los skaters utilizan tablas especialmente diseñadas, con ruedas anchas y blandas que aumentan el agarre a la carretera y ofrecen mayor control en los giros. "Son mucho más blandas (y grandes) que las ruedas de skate normales," explica Hertler.
El riesgo de que haya coches es evidente y, aparte de eso, todo es cuestión de mantener el control y de no chocar con objetos sólidos. Las rocas que pueden caer sobre la carretera son enemigos muy temidos aunque las ruedas sean lo suficientemente grandes como para rodar sobre las de tamaño más pequeño o para propulsar las medianas, del tamaño de un puño. El mayor reto durante esta bajada fue la consecución de porciones de carretera seca y mojada. La humedad cambia el agarre de las ruedas y complica el control de los “slides”. Afortunadamente, los chicos dominaron la tabla a la perfección.
"Al final, todo es cuestión de libertad de movimiento y de dar con una nueva manera de bajar la montaña," explica Hertler. Con tanta pasión sólo les sugerimos una cosa: que respeten los límites de velocidad...
Fuente: http://www.redbull.com